El Santo Padre visitó a la comunidad del trabajo en Ciudad Juárez durante el último día de su Visita Pastoral a México, el 17 de febrero. El encuentro se realizó en el Colegio de Bachilleres de Chihuahua.

En el Colegio de Bachilleres lo recibieron Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe, Obispo Auxiliar de Monterrey y Asesor de la Dimensión Episcopal de Pastoral del Trabajo y el Mtro. Juan Pablo Castañón, Presidente Nacional del Consejo Coordinador Empresarial.

Para dar inicio al encuentro, representantes del mundo laboral dieron un mensaje al Santo Padre sobre la situación actual de los trabajadores mexicanos: “Queremos paz, justicia y salarios dignos en jornadas laborales de ocho horas para dedicar más tiempo a la familia. A cambio nos comprometemos a no seguir descuidando los valores”, dijo Daisy Flores, madre de dos niños y trabajadora.

A continuación, Juan Pablo Castañón dirigió unas palabras en nombre de los grupos de empresarios que representa: “¿Qué nos falta como sociedad, como empresarios? Es reconocer que la persona humana es principio y fin de cualquier actividad del trabajo”, recalcó ante la audiencia formada por hombres y mujeres trabajadores de diferentes cámaras y gremios empresariales. “Los empresarios comprometidos sabemos que la empresa la formamos juntos, trabajadores y empresarios, como comunidad”, continuó.

El Papa Francisco recibió tres regalos durante el encuentro: cinco rosas de acero hechas en Nuevo León que representan las cinco eucaristías que celebró durante su Visita Pastoral a México, un regalo de las maquilas a manos de un padre viudo que ha tenido el premio de “Asistencia y Puntualidad” por 20 años y un dron digital a manos de Elvira Martínez, directora de recursos humanos de una maquiladora en Ciudad Juárez.

La relación especial que tiene Ciudad Juárez con el mundo del trabajo fue la principal razón por la que el Santo Padre decidió hacer el encuentro en dicho lugar. “La mentalidad reinante propugna la mayor cantidad de ganancias posibles, a cualquier tipo de costo y de manera inmediata”, señaló sobre la situación actual en el mundo laboral. “Pone el flujo de las personas al servicio del flujo de capital provocando en muchos casos la explotación de los empleados como si fueran objetos a usar y tirar y descartar”, continuó.

Explicó que la Doctrina Social de la Iglesia tiene como objetivo velar por la integridad de las personas y las estructuras sociales. “Quiero invitarlos a soñar en un México donde el papá pueda tener tiempo para jugar con su hijo, donde la mamá tenga tiempo para jugar con sus hijos”, exhortó a los presentes. También aseguró que la única forma de lograrlo es “dialogando, confrontando, negociando y perdiendo para que ganen todos” sin importar el trabajo y profesión que tengan.

Al finalizar su discurso hizo una última invitación a los trabajadores mexicanos: “Los invito a soñar el México que sus hijos se merecen; el México donde no haya personas de primera, segunda o de cuarta, sino el México que sabe reconocer en el otro la dignidad de hijo de Dios”.