“Porque sé que aquí se halla el corazón secreto de cada mexicano, entro con pasos suaves como corresponde entrar en la casa y el alma de este pueblo”, dijo el Papa Francisco al iniciar en la Catedral Metropolitana su encuentro con los Obispos de México. Ahí habló sobre la Virgen de Guadalupe, quien “nos enseña que la única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura de Dios”.

En el recinto el Santo Padre habló a los obispos sobre la importancia de su labor en un mundo que se ha vuelto muy complejo y en un país con una larga y dolorosa historia.

“Reclínense, con delicadeza y respeto, sobre el alma profunda de su gente... sean obispos de mirada limpia, de alma transparente, de rostro luminoso”. “No tengan miedo –continuó– a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar”.

En su mensaje, que tuvo lugar este sábado por la mañana, el Sumo Pontífice les habló a los obispos sobre la importancia de mirar hacia los jóvenes. “Que vuestras miradas sean –dijo– capaces de cruzarse con las miradas de ellos, de amarlos y de captar lo que ellos buscan”.

Pidió también valorar el desafío que el narcotráfico representa para la sociedad mexicana, incluida la Iglesia, y tener “una mirada de singular delicadeza” para los pueblos indígenas. En suma, el Papa les habló de la importancia de la atención pastoral tanto a personas como a grupos y dijo que “sólo mirando a la ‘Morenita’ México se comprende por completo”.

En la Catedral Metropolitana el Sumo Pontífice fue recibido por S.E. Card. Norberto Rivera, Arzobispo Primado de México, y por 12 miembros del Cabildo de la Catedral Metropolitana; tanto el Card. Rivera como S.E. Card. José Francisco Robles Ortega, dirigieron un mensaje al Santo Padre, en el que expresaron la alegría de recibirlo.

Para concluir el encuentro, el Papa Francisco escuchó una explicación de la Catedral y saludó a obispos enfermos, así como a representantes de diversas iglesias, religiones y tradiciones espirituales.